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Nixon

Nixon

Nixon

Director: Oliver Stone.

Guión Oliver Stone, Christopher Wilkinson, Stephen J. Rivele.

Intérpretes: Anthony Hopkins, Joan Allen, Powers Boothe, David Hyde Pierce, Ed Harris, Bob Hoskins, E. G. Marshall, James Woods.

Música: John Williams.

Fotografía: Robert Richardson

EEUU. 1995. 172 minutos.

 


 

 

Le toca a Nixon

 

 

Continuando con su particular hazaña desmitificadora de los años sesenta y setenta del siglo pasado en su país natal, Oliver Stone acometió en 1995 una afanosa radiografía, de auténticos ribetes psicoanalíticos, de la figura humana y política del Presidente Richard Nixon. Tras el que por entonces era díptico sobre Vietnam (Platoon y Born on the 4th of July, que después se convirtió en trilogía con Heaven & Earth), la tesis cinematográfica sobre la conspiración para matar al presidente Kennedy en Dallas en 1963 (JFK) y el anárquico biopic de Jim Morrison (The Doors), Stone ponía en la picota a uno de los personajes más controvertidos (y denigrados, tras el escándalo Watergate) de la reciente historia del país de las barras y estrellas.

 

 

Estructura

 

Como sucediera después con su denostada Alexander, el planteamiento del filme guarda evidentes concomitancias con Ciudadano Kane, y Stone no omite un cierto deseo por establecer paralelismos dramáticos entre el Nixon de su película y William Randolph Hearst, personaje que inspirara al Kane de la obra maestra de Welles. La historia, de larga duración, se deshoja secuencialmente en tres planos narrativos: la infancia y adolescencia de Nixon –visualmente identificados en un tono sepia, y donde aquellas ínfulas psicoanalíticas se despachan con detalle-, un repaso bastante exhaustivo de su carrera política –enriquecido con infinidad de agentes y circunstancias que complican el visionado del profano, pero que por el mismo motivo otorgan una sana densidad a los propósitos narrativos del filme-, y finalmente, en una especie de afán por cerrar el círculo del primer orden narrativo, la película se explaya en la minuciosa narración del asunto Watergate y la posterior dimisión del mandatario.

 

 

Un hombre solo

 

Sin lograr la intensidad de su mejor película, JFK, Nixon se revela como una inteligente aproximación al Presidente republicano, filmada y montada con la solvencia habitual de los filmes de Stone, y que arroja  luz sobre la figura y actos de un Jefe de Estado al que la historia relaciona, acaso injustamente, sólo con el escándalo Watergate y con la retirada de Vietnam. Bajo el cúmulo de reflexiones que propone la película, al espectador conocedor de la filmografía de su realizador no se le escapa el afán de éste por denunciar los círculos viciosos de un sistema que, como le confiesa el propio Nixon a una manifestante -en uno de los momentos de carga discursiva más patente del filme- es una bestia salvaje que escapa del alcance incluso del que se supone el hombre más poderoso del mundo.

 

 

Actores

 

Mención aparte merece el memorable reparto del filme, encabezado por un tan inspirado como excesivo Anthony Hopkins y secundado por una auténtica retahíla de nombres ilustres: Joan Allen, James Woods, Bob Hoskins, Mary Steenburgen, Paul Sorvino, Powers Boothe, Ed Harris, E.G. Marshall, David Paymer, J.T.Walsh y Dan Hedaya. Ahí es nada. (Y no he contado a Larry Hagman, cuyo papel de “Jack”, un petrolero millonario de la derecha más reaccionaria, se erige como una auténtica parodia, de lo más envenenada, del J.R. de aquel serial tan americano, “Dallas”).

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