sospechosos habituales
The Usual Suspects
Director: Bryan Singer.
Guión: Christopher McQuarrie.
Intérpretes: Kevin Spacey, Gabriel Byrne, Stephen Baldwin, Benicio del Toro, Giancarlo Esposito, Chazz Palmintieri Pete Postlethwhaite.
Música: John Ottman.
Fotografía: Newton Thomas Sigel.
EEUU-Alemania. 1995. 109 minutos.
Relectura
No es una exageración decir que The Usual Suspects fue una de las sorpresas más gratas que nos dejó el manoseado, espasmódico y excesivo thriller americano de los últimos tiempos (en ese sentido, a mí me gusta comparar la película con Memento, otra filigrana argumental convertida en excelente película y que reveló el talento de Christopher Nolan). Diríase que en las antípodas del espectáculo palomitero, infográfico y –tan a menudo- ruín, Christopher McQuarrie (en su folleto) y Bryan Singer (tras la cámara) propusieron una relectura de los códigos genéricos, y por extensión una nueva vuelta de tuerca a la experimentación narrativa cinematográfica.
Manipulaciones
El filme, mayoritariamente narrado en flash-back, parte del asesinato en un barco amarrado en un muelle del personaje encarnado por Gabriel Byrne en manos de un desconocido, pasando seguidamente a esa narración en flash-back, que proviene de las supuestas confesiones que Verbal King (Kevin Spacey) efectúa al inspector que encarna Chazz Palmintieri, a partir de lo acaecido seis semanas antes, la detención y posterior meeting de los sospechosos habituales a que remite el título –entre ellos Byrne y Spacey, los personajes más sobresalientes de la trama-, que planean, se supone, dar un golpe que culminará con ese fallecimiento de Byrne a manos extrañas que de entrada se nos muestra. El quid de la cuestión estriba en la manipulación que la película nos reserva, consistente en los falsos flash-backs: la narración en imágenes de hechos falsos que a su vez difieren de otros hechos falsos, los que Spacey narra a Palmintieri. Así, la manipulación amplifica sus tentáculos, y el espectador recibe una supuesta versión que difiere en parte de la que El Tullido narra al inspector, pero no por ello, y desafiando a las apariencias, es la cierta. Y el mérito del calculadísimo guión reside en enlazar y encajar las piezas de semejante artificio para, aun conociendo la manipulación que la película opera (en un segundo visionado), proponer al espectador un auténtico abanico de opciones fiables para jugar al whodunit (en este caso, más allá del demiurgo Kaiser Sozé, la pregunta es: ¿Quién hizo volar el barco y por qué?), juego que se revela inevitablemente inútil porque, con la misma habilidad, el filme cierra sin aclarar del todo las circunstancias concurrentes en el suceso.
Thriller
Para no abandonar en ningún caso el juego de apariencias, el filme se vehicula en todo momento por los derroteros típicos de una cinta de acción, y utiliza con sabiduría todos los códigos genéricos –personajes, tramas y subtramas, planificación y estructura narrativa- a mayor gloria del embuste perpetrado, todo ello merced de la dirección sobria y rítmica de Singer y el buenhacer del elenco actoral, que nos permiten cavilar que, aunque el filme no hubiera jugado a la transposición y la manipulación narrativa, The Usual Suspects hubiera resultado un inspirado thriller.
0 comentarios