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Cayo Largo

Cayo Largo

Key Largo

Director: John Huston.

Guión: Richard Brooks y John Huston, basado en una obra de Maxwell Anderson.

Intérpretes: Humphrey Bogart, Edward G. Robinson, Lionel Barrymore, Lauren Bacall, Claire Trevor.

Música: Max Steiner.

Fotografía: Karl Freund.

EEUU. 1948. 98 minutos.

 


 

 

 

Huracán

 

John Huston dirigió en 1948 esta célebre cinta adscrita, con ciertos matices, al cine negro (y hablo de matices porque en realidad  sobre se trata de una obra que parte que muestra las cuitas del protagonista contra la mafia como paráfrasis del heroísmo y la lucha contra el mal, elemento/s éste/os de imposible encaje con la esencia del noir). Aprovechando el filón en sede del star-system de la pareja Bogart-Bacall (cuyo magnetismo es innegable, aunque también deben reivindicarse las impresionantes interpretaciones de Lionel Barrymore, Edward G. Robinson y Claire Trevor), Huston narra con pulso firme el secuestro accidental por parte de unos mafiosos de un hotel ubicado en uno de los cayos, de la zona paradisíaca de la Florida meridional, y en la coyuntura del advenimiento de un huracán que lleva al extremo la premisa de aislamiento a la que se ven arrojados los protagonistas, el señor Temple y su hija, y el amigo de su hijo fallecido que les ha ido a visitar.

 

 

Un clásico

 

Bajo la trama y su tratamiento en imágenes subyace un neto discurso sobre la integridad moral y la lucha en la propia nación por los valores defendidos en guerras libradas lejos de allí. Los personajes positivos de la ficción llevan con dignidad, aunque sin mayores aspavientos, tal empeño, pero en el contrapunto gangsteril encuentra la narración su mayor interés visual, merced tanto de la interpretación de Robinson –y sus acólitos en la ficción- como de los conflictos que los guionistas se sacan de la manga para potenciar la callada (hasta el desenlace) heroicidad del personaje que Bogart encarna. Key Largo, teniendo mucho de artesanal, contiene el hálito mágico de aquellas cintas de los años dorados de los estudios de Hollywood, de caligrafía invisible, y narradas con agilidad y habilidad, amén de puntuadas con partituras musicales como ésta tan excelsa rubricada por Max Steiner.

 

 

         Key Largo: siglo XXI

 

Si antes hablaba de matices en la definición de la obra como exponente del noir (que en realidad, no lo es), la reflexión que hoy nos plantea la obra coescrita por el propio Huston y Richard Brooks es la entelequia de un Key Largo rodado en el siglo XXI. Da la viva sensación que los estudios optarían en todo caso por concebir una película de acción en toda regla, ¿verdad? Y de esa premisa surge la siguiente pregunta: ¿Por qué? ¿De qué debe de ser eso síntoma?

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