vidas rebeldes
The Misfits
Director: John Huston.
Guión: Arthur Miller.
Intérpretes: Clark Gable, Marilyn Monroe, Montgomery Clift, Thelma Ritter, Elli Wallach.
Música: Peter North.
Fotografía: Russell Metty.
EEUU. 1961. 113 minutos.
Aliento crepuscular
Siempre que se menciona esta película se trae a colación que fue la última que interpretaron tres grandes mitos del cine americano de todos los tiempos: Montgomery Clift, Marilyn Monroe y Clark Gable. Un aliento crepuscular la acompaña, y más allá de por esa noticia de lo postrero, habita en sus imágenes (en blanco y negro) por una conjunción de razones de desencanto de diverso pelaje: en primer lugar, su temática, la descripción de los vaqueros a la vieja usanza que se ven devorados por el progreso y pierden su arraigo y su sustento sentimental y económico (quedando relegados a unos pocos rodeos y unas cada vez más exiguas cazas de caballos salvajes, ambas actividades capturadas con sentido de lo intrépido pero un innegable regusto angustioso por la cámara de Huston); en segundo lugar, las condiciones sentimentales del propio autor del libreto, el genial dramaturgo Arthur Miller, que escribía su primer guión para el cine -que le regaló a su esposa Marilyn-, y que trató de capturar demasiadas aristas psicológicas y autobiográficas del personaje de Roselyn, todo ello en un tono pesaroso que se correspondía con el delicado estado de su matrimonio; en tercer lugar, y en relación con lo anterior, las tristes circunstancias de salud que aquejaban a Marilyn (aún quedaban tres años para su desaparición, pero ya era víctima de los excesos con barbitúricos diversos, y se hallaba en penosas circunstancias anímicas que obligaron a suspender el rodaje en hasta tres ocasiones y que la incapacitaron para abordar su interpretación con la suficiente entereza que el personaje precisaba); en cuarto lugar, el propio Huston volvía a rodar en los States tras once años de ausencia de las que debemos responsabilizar al nefasto senador McCarthy y su caza de brujas, y lo hizo exclusivamente a petición de Miller: su condición de misfit era, pues, parangonable con la de los personajes que se dan cita en el filme.
Obra maldita
Por unas y otras razones, The Misfits es una película que tiene mucho de maldita, una obra de acusado lirismo en la escritura, realización e interpretación, en la que a menudo nos encontramos con diálogos demasiado aislados en su trascendencia o simbolismo, así como algunas situaciones algo deslavazadas (todo ello se agravó terriblemente en España por mor de la ridícula censura que dio al traste con infinidad de secuencias –algunas que mostraban una transparencia o un plano sensual de Marilyn, pero otras que no pasaban de hacer referencia al divorcio o a sentimientos de pérdida como los que conciernen al personaje de Gable respecto a sus hijos o de Clift respecto a su padre-: el censor quiso efectuar su propio montaje, y el resultado fue tan lamentable que dio al traste con la más elemental congruencia de la narración).
Fracaso
Lo mejor del filme reside sin duda en el afanoso trabajo de Huston y especialmente en la resolución del segmento final del filme, que narra la caza de los caballos y que contiene, amén de unas imágenes de gran belleza y capacidad evocadora, la clave ideológica y dramática de la película, la imposible redención de unos personajes arrojados al abismo y conscientes de una pérdida insuperable, del advenimiento del fracaso, y por qué no decirlo, de la muerte.
0 comentarios