fat city
Fat City.
Director: John Huston.
Guión: Leonard Gardner, adaptando su novela homónima.
Intérpretes: Stacy Keach, Jeff Bridges, Susan Tyrrell, Candy Clark, Ruben Navarro, Art Aragon.
Música: Kris Kristofferson.
Fotografía: Conrad L. Hall.
EEUU. 1972. 109 minutos.
De autor
Conociendo la idiosincrasia del realizador de Fat City, uno puede comprender porqué esta obra merece ser catalogada como una película, como solemos denominarlo, “de autor”. Aunque no tenga el gusto de conocer la novela de Leonard Gardner en la que se inspira la obra, e incluso teniendo en cuenta que el propio Gardner es autor del libreto que la adapta para la gran pantalla, no dejo de recordar algo que a priori puede parecer anecdótico, que John Huston fue –entre otras muchas cosas- boxeador en su mocedad. Le imagino como la película le plantea al espectador que imagine los años mozos de Billy, el protagonista que tan bien encarna Stacy Keach.
Perdedores
Y planteada en estos términos, Fat City obedece sin duda a unos patrones dramáticos que se acercan, sin ira o aspavientos en el ojo de Huston, a la quintaesencia de la derrota, a la condición del perdedor. Sí, en principio se está hablando de Billy, de su incapacidad para alcanzar un buen puerto no ya en su carrera pugilística (se gana el pan como jornalero junto a las facciones más marginadas de la sociedad), sino en su faceta sentimental (que carga con un gran amor perdido, y en el presente le empareja con una alcohólica totalmente desquiciada), e incluso en la cotidianeidad más inmediata (ese cigarrillo que no encuentra fuego, esa puerta de la nevera que no termina de cerrar, ese bote de ketchup que cae al suelo y lo pone todo perdido...).
El paso y peso del tiempo
En principio, decía, se habla de Billy. Pero, ya desde el propio título de la obra se está efectuando una generalización, y de ella no se libran el resto de personajes que la película pone en liza. Ya nos hemos referido a su pareja tambaleante, y ésta tiene un novio que la consiente porque no la escucha (según él mismo refiere), lo que denota una actitud entre piadosa y patética. También parece del todo anodino el personaje del manager, así como la cuadrilla de boxeadores y ayudantes que le siguen. Pero el coprotagonista, y espejo de Billy que Fat City propone desde la primera a la última secuencia es el joven púgil Ernie (Jeff Bridges), boxeador que en un principio creemos que apunta maneras, pero luego conocemos que esas maneras son limitadas; se trata de un tipo sin ambiciones, que se pasa la película haciendo lo que le dicen, desde boxear a casarse con su novia adolescente, aguantar los sermones de Billy o de su manager sin reprochar o discutir nada. Es sin duda la versión (o al menos una posible versión) más primeriza del propio Billy. Y ahí quizá radica el quid de la cuestión. Ahí entendemos porqué el ritmo de la función es deliberadamente moroso, porqué los acontecimientos se van precipitando sin capacidad o siquiera intento de reacción por parte de sus actores. Ahí nos damos cuenta de que el objetivo final de Huston –con el apoyo incondicional de Conrad L. Hall en su magistral partitura lumínica- no se limita a un personaje y a una coyuntura (la del perdedor) y quizá se está atreviendo a ir mucho más allá, a reflejar el paso del tiempo y su peso inescrutable. Se está refiriendo a la condición de la existencia humana, en toda su espesura, que abraza lo trágico tanto como lo ordinario, lo trascendente tanto como lo inane. O en cualquier caso (abraza), sobretodo, lo irremediable de su curso. Fascinante, sin duda, ¿no creen?
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