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testigo de cargo

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Witness for the prosecution

Director: Billy Wilder.

Guión: Billy Wilder, Harry Kurnitz y Larry Marcus, basado en la novela de Agatha Christie.

Intérpretes: Charles Laugton, Tyrone Power, Elsa Lanchester, John Williams, Marlene Dietrich, Henri Daniell, Ian Wolfe

Música: Matty Mallneck.

Fotografía: Russell Harlan.

EEUU. 1957. 116 minutos.

 


 

 

Pleitos, togas y peluquines

 

 

Billy Wilder se adentró con esta célebre Witness for the Prosecution en uno de los géneros más transitados de la historia del cine americano: el cine de juicios penales, en su modalidad más habitual, la que solapa un whodunit con una sorpresa final. En esta película de 1957, Wilder utilizó una de las populares confabulaciones urdidas por Agatha Christie para llevar a cabo su particular y enfática visión de los pleitos, las togas y los peluquines.

 

 

Court-movie

 

Por un lado, la condición de clásico en su género que atesora el filme queda patente en el sinfín de clichés y lugares comunes que son herederos de esta trama en la que planea la figura del falso culpable, encarnado por Tyrone Powell. Los guionistas sacrifican con todo desparpajo las más elementales reglas de la lógica procesal para llevar la historia por los cauces que más interesan para estimular la intriga, y Wilder sabe representarlo en imágenes con la convicción y la fuerza (sólo a veces dramática) precisas.

 

 

Laughton, abogado

 

Sin embargo, más que la precisión de esa mecánica cuasiteatral, quien suscribe la presente aprecia sobremanera el detalle argumental referido al perfil del personaje del abogado que encarna Charles Laughton, el jurista-de-toda-la-vida que se encuentra ante la triste perspectiva de tener que abandonar, por prescripción médica, la toga y la emoción de su oficio, desgranando a partir de ahí, con situaciones que no siempre resultan jocosas, el continuo pulso que el abogado mantiene contra sus consejeros, los médicos, y hasta sus propias posibilidades físicas, para llevar a buen puerto su caso. En efecto, esa magnífica construcción de los conflictos internos del personaje principal es lo más interesante del filme, y la interpretación, del todo superlativa, que hace Charles Laughton consigue colmarla de un sinfín de matices geniales.

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