Blogia
VOICE OVER

los impostores

los impostores

Matchstick Men.

Director: Ridley Scott.

Guión: Nick y Ted Griffin, basado en el libro de Eric Garcia.

Intérpretes: Nicolas Cage, Allyson Lohman, Sam Rockwell Bruce Altman, Bruce McGill.

Música: Hans Zimmer.

Fotografía: John Mathieson.

EEUU. 2003. 102 minutos.

 


 

 

 

Timos y reencuentros

 

Se suele considerar esta Machstick Men como una especie de oasis en la filmografía de su realizador, mayoritariamente jalonada por títulos arraigados en el macroespectáculo (de Alien a Kingdom of Heaven, o de Blade Runner a Gladiator, por nombrar los más caraterísticos, y en la equidistancia –cronológica y algo más- del grueso de su carrera). Y lo inédito, por intimista, de su temática es una premisa bien cierta: Machstick Men nos presenta a un personaje enfermo de neurosis varias y que se dedica al arte del timo más o menos sofisticado. En realidad, la película va transitando progresivamente hacia la enésima revisitación de la figura “del timador timado”, pero lo que resulta chocante en este atractivo filme de Scott es que todo el juego de artificio que despliega (y que se resuelve en un clímax bastante bien hilvanado) sostiene la trama pero no la narración: ésta se plantea, bien al contrario, sobre la premisa de un reencuentro entre un padre y una hija (Nicolas Cage y Alison Lohman), reencuentro que deviene en falso por ardid de guión, pero que se aprovecha hábilmente para rubricar una historia de redención personal.

 

 

Tono

 

Scott no deja de ser Scott, y sus aprensiones esteticistas (que, si se me permite una nota de humor negro, comparte con el protagonista de la cinta) se dan cita en la escenificación que se pone en juego. Sin embargo, esa puesta en escena, al ponerse al servicio de intereses auténticamente minimalistas, acierta con el tono (la extraña frialdad, la importancia de los objetos que revelan los planos de detalle y las repeticiones de montaje), y Matchstick Men en todo caso se erige como de una narración que sabe compensar los (tan manidos, en definitiva) elementos del falso thriller de apariencias con cierto afán por el retrato psicológico, al que la interpretación de Cage sabe añadir la pertinente emocionalidad.

 

0 comentarios