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Indiana Jones y la última cruzada

Indiana Jones y la última cruzada

 

Indiana Jones and the Last Crusade.

Director: Steven Spielberg.

Guión: Jeffrey Boam, basado en una historia de George Lucas y Menno Meyjes.

Intérpretes: Harrison Ford, Sean Connery, Alison Doody, John Rhys-Davies, Denholm Elliott, River Phoenix, Julian Glover.

Música: John Williams.

Fotografía: Douglas Slocombe

EEUU. 1989. 126 minutos.

 


 

 

     A-B-A

 

Tercer y celebrado capítulo de una de las sagas aventureras capitales de la historia del cine. Para la ocasión, Spielberg disipa “oscuridades temáticas” y vuelve a retomar el esquema argumental de la primera película (con identidad de personajes buenos y malos –porque los nazis, no lo duden, son un personaje-, identidad de excusa sagrada argumental -en este caso, sacada de las leyendas artúricas-, y de clímax bigger than life), pero con un añadido con tanto peso específico como el personaje del padre de Indiana, maravillosamente encarnado por Sean Connery, y que coadyuva en buena medida al tono intencionadamente más cómico que ostenta esta tercera parte (quizás Spielberg quería vengarse de los rituales tétricos de temple of doom). Connery, en su rol de Henry Jones, recoge de igual forma el entorno emocional del héroe, en detrimento de la chica, que en esta ocasión se revelará distinta a las anteriores. Otro añadido, pequeña filigrana cinematográfica asumida como prólogo, es la set-pièce en flash-back que narra la primera aventura de Indy, acaecida en su adolescencia como boy-scout (el papel del héroe lo interpretó el malogrado River Phoenix), secuencia que adoptan una justa medida entre la épica en ciernes y el humor casi slapstick).

 

Ritmo, música, sonido: espectáculo

 

Si bien Spielberg dirigió entre la segunda y esta tercera entrega, entre 1984 y 1989, tres películas que se apartaban de los cánones que crítica y público habían otorgado al llamado Rey Midas de hollywood, y que se desmarcaban un poco (Always) o mucho (The purple color, Empire of the Sun) del mainstream hollywoodiense, en esta Last Crusade el realizador retomó la estética y métodos visuales que le encumbraron una década antes como maestro entertainer, si bien se atisba un mayor interés en generar destellos de emoción. Por otra parte, el realizador, que por segunda vez le da imágenes a un buen guión pero que no resiste la comparación con el de Lawrence Kasdan para Raiders, parece mimar sobremanera la coreografía de las secuencias de acción a partir de un montaje más denso que juega más con los primeros planos (se nota por ejemplo en la secuencia del asalto al tanque alemán). En el apartado técnico, tan cabal como siempre resulta la citada aportación, diría que cartesiana, del montador Michael Khan, así como el montaje de sonido de Ben Burtt. Por su parte, John Williams no falta a la cita y nos entrega una vez más una banda sonora carismática, que sin renunciar a la melodía por excelencia del mito nos depara otros movimientos de bellísima manufactura.

 

Trilogía maestra

 

Ahora que han transcurrido tantos años del estreno de ET, que cada vez hay menos críticos que se atrevan a cuestionar la maestría del director, ahora que Spielberg ya saldó sus cuentas con la academia de Hollywood con los Oscar de Schindler’s List y de Save Private Ryan, y que nos ha entregado películas tan impresionantes como las citadas o A.I., Catch me if you can o Munich, (y sobretodo) ahora que conocemos la broma en que han convertido la cuarta (¿y última?) entrega, es un buen momento para revisar esta mágica trilogía aventurera y llamar la atención sobre la visión del director de Jaws; el cine no es mejor o peor por tratar temas más o menos graves o por afiliarse o no a cánones genéricos; ello nos lleva a afirmar rotundamente que Steven Spielberg es uno de los realizadores norteamericanos más imprescindibles de los últimos treinta años.

 

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