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la guerra de las galaxias

la guerra de las galaxias

Star Wars

Director: George Lucas.

Guión: George Lucas.

Intérpretes: Mark Hammill, Alec Guiness, Harrison Ford, Carrie Fisher, David Prowse, James Earl Jones, Peter Mayhew, Kenny Baker, Anthony Daniels, Peter Cushing.

Música: John Williams.

Fotografía: Gilbert Taylor.

EEUU. 1977. 127 minutos.

 


 

 

 

Grandilocuencia y entertainment

 

Star Wars, más allá de acuñar un género propio -la space opera- en el contexto histórico en que fue realizada, más allá del mito, del blockbuster que se reinventó Hollywood, es una entretenida película de aventuras ubicadas en el espacio. Auspiciada por George Lucas, que la asumió como propia hasta las últimas consecuencias desafiando a las corporaciones (hasta que casi tres décadas después, él mismo y su equipo se han erigido en una corporación), el director de American Graffiti quiso redefinir el concepto de la celebérrima 2001: An space odissey de Kubrick realizada ocho años atrás, y aplicar la grandilocuencia de los FX espaciales al más puro entertainment, a una historia de lucha entre buenos y malos perfectamente definidos, acuñada por el propio Lucas a partir de su lectura de diversos clásicos sobre mitologías orientales que mixtificó con tramas sacadas de los clásicos seriales de CI-Fi de serie B de los años treinta y cuarenta del siglo pasado. De este curioso refrito surgió el concepto de “La Fuerza” (una especie de poder mental proviniente del equilibrio de todos los elementos del universo, según Obi-Wan Kenobi le explica a Luke en los primeros compases de la película), noción que se sitúa como leit-motiv temático del filme y de la completa saga en que se convirtió tras su éxito comercial.

 

 

Storytelling

 

Lucas es un espléndido narrador, y de ello rinde buena cuenta esta Star Wars, que, siéndolo, va mucho más allá del mero espectáculo visual, pues construye una historia saturada de personajes con su peso específico a los que aloja de la forma más dinámica en el metraje de poco más de dos horas, extrayendo de un esquema, en apariencia de lo más simple, auténticas dosis de agitación, desconcierto, humor, pasión. Sí, Lucas logra llevarse al espectador a su terreno –le bastan las tres o cuatro secuencias iniciales, que se narran desde el punto de vista de... dos androides-, y con el apoyo de una escenografía funcional, unos efectos especiales que por entonces no eran, en el fondo, más que imaginativos y esforzados, y sobretodo en una feliz partitura musical del maestro Williams, consigue avanzar con auténtica habilidad en su relato de fuerzas rebeldes, malvados encapuchados, fuerzas místicas, princesas y monstruos espaciales de todo pelaje.

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