los inútiles
I Vitelloni
Director: Federico Fellini.
Guión: Federixo Fellini, basado en una historia del propio Fellini, Ennio Flaiano y Tullio Finelli.
Intérpretes: Franco Interlenghi, Alberto Sordi, Leopoldo Trieste, Ricardo Fellini, Franco Fabrizi, Leonora Ruffo, Jean Brochard.
Música: Nino Rota.
Fotografía: Carlo Carlini, Ottello Martelli y Luciano Trasatti.
Italia. 1953. 109 minutos.
Rimini
Es perenne la sensación de pérdida que emana del metraje de esta la tercera obra de Federico Fellini. Sensación muy hábilmente transmitida por el narrador de una historia a cuyos personajes les resulta paradójicamente imposible abandonar los antiguos hábitos, las viejas amistades, el mismo pueblo. Los “inútiles” que describe ese título son un grupo de amigos a los que la narración de la historia descubre cuando ya atisban la treintena, y que viven en un pequeño pueblo, Rimini, apegados a las mismas costumbres que han existido desde que tienen uso de razón –esas dos fiestas estacionales, la veraniega y la de carnaval-, y a los mismos roles de relación adolescente, tanto entre ellos como en lo que respecta a sus semejantes (véanse, v.gr. las reprimendas, del todo físicas, que el padre de Fausto le despacha, y la resignación con la que el personaje las asume).
La sombra...
Pero si hablaba de sensación de pérdida es en efecto porque desde los primeros compases del filme queda patente que una sombra planea, despiadada, sobre el sino vital de Fabio, Alberto, Leopoldo, Ricardo y Moraldo. La sombra del paso del tiempo, y de la incapacidad de esos personajes de afrontar un obligado cambio. Ni Fabio consigue superar sus ansias de escarceos sexuales, ni en consecuencia sabe dar estabilidad a un matrimonio sobrevenido o mantener esa familia que le ha tocado formar; ni a Alberto se le ocurre otra medida vital que maldecir a su hermana por abandonar a la mamma, a la que por cierto trata con una insólita dependencia infantil –tras esa huida hacia adelante de la hermana, en uno de los clímax de la película, donde el patetismo de Sordi consigue transmitir una sobrecogedora carga de desesperación-; ni Leonardo consigue concretar sus pinitos de dramaturgo –que Fellini destruye mediante una secuencia de lo más sórdida-.... Sólo Moraldo, de quien detectamos la minoría de edad en el grupúsculo de amigos, será capaz, al final –otra escena de abandono- de sacarse la espina de Rimini y marchar a la ciudad, a por una perspectiva de vida sostenible.
Lírica
Aunque agazapado bajo ciertas señas de comedia all’italiana, I vittelloni es un portentoso drama, que cuando fue presentado en 1953 se convirtió rápidamente en punta de lanza del neorrealismo emergente en la cinematografía italiana; un filme que nos habla sobre los inexorables efectos del paso del tiempo, y lo hace desde una perspectiva subjetiva y lírica (de tintes autobiográficos). Fellini orquestra a la perfección una obra por lo demás bellamente fotografiada, y redondeada por una de esas gloriosas bandas sonoras de Nino Rota. Los años no parecen pasar para la película, que mantiene intacta su capacidad de sugestión.
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