Batman
Batman.
Director: Tim Burton.
Guión: Sam Haam y Warren Skaaren, basado en los personajes creados por Bob Kane.
Intérpretes: Michael Keaton, Jack Nicholson, Kim Basinger, Jack Palance, Robert Whul, Pat Hingle, Michael Gough.
Música: Danny Elfman.
Fotografía: Roger Pratt.
EEUU. 1989. 107 minutos.
Solvencia
A menudo suele confundirse, y a menudo erróneamente, la personalidad que un realizador imprime en sus obras con el talento de aquél. El contraste de esta primera aventura del hombre murciélago con la única secuela dirigida por Burton nos lo demuestran: Batman es mucho más impersonal que su continuación, el autor de Sleepy Hollow no dispone de la manga ancha para llevar al extremo de la hiperbólica Batman returns sus obsesiones visuales y temáticas. ¿Qué sucede entonces? Que el realizador pone todo su talento (y su inmenso ingenio) al servicio del screen de correcta manufactura y equilibrio que firma Sam Hamm. Así, Batman agradece una narración de lo más solvente, con una atractiva caracterización de sus personajes principales (donde se permite a los actores su valiosa aportación a los mismos –ahí está Michael Keaton, Jack Nicholson, Jack Palance, Kim Basinger, Pat Hingle-), con una perfecta correlación de intensidades entre secuencias narrativas, las de acción pura y los diálogos. Y con el punteo de una banda sonora excelente de Danny Elfman.
Equilibrio
Todo ello, eso sí, puesto en escena con la impronta personal de Burton, quien nos sumerge –con la inestimable ayuda del diseño de producción del malogrado Anton Furst- en la ensoñación de Gotham City, gusta de retratar al héroe con tintes de un inesperado comedimiento, y revela sus cartas más juguetonas para describir las (ingeniosas) fechorías de uno de los villains más felices de los años ochenta. Todo ello despachado con el temple necesario –patente especialmente en el montaje- para equilibrar la carga comercial de la película con el necesario carisma que alienta la supervivencia de toda buena película de acción.
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