volver
Volver.
Director: Pedro Almodóvar.
Guión: Pedro Almodóvar.
Intérpretes: Penélope Cruz, Carmen Maura, Lola Dueñas, Blanca Portillo, Yohana Cobo, Chus Lampreave.
Música: Alberto Iglesias.
Fotografía: José Luis Alcaine.
España. 2006. 115 minutos.
Tras los melos
El exclusivo peso femenino que sustenta (quizá con la ayuda de ciertos vientos toledanos) la trama de Volver nos da la medida del cambio de tercio operado por el realizador manchego tras su Mala Educación. Si se me permite la redundancia, Almodóvar vuelve, tras una considerable ausencia, al terreno de su comedia, aquélla activada en torno a una cierta perversión del hálito costumbrista mediante la introducción de otros elementos de cimiento/obsesión personalísima. En efecto, los rasgos autorales están tan presentes como siempre: la idiosincrasia temática y visual de Almodóvar campa a sus anchas en una historia que en sí misma revela las ansias del realizador por rebajar la densidad dramática de sus enunciados, quién sabe si como mero interludio o como declaración de principios renovados.
Música de sentimientos
En Volver se tiene a menudo la sensación de que la sencilla excusa argumental se sustenta en las apetencias de su creador por abrir las puertas a la nostalgia de un tiempo y un lugar, y a la vez de cerrar/saldar (sin ira) las heridas/deudas de una herencia emocional y cultural. Así nos lo anuncia esa secuencia preliminar en la que las aldeanas se reúnen para limpiar animosamente las lápidas propias y ajenas, secuencia cuyo desenfado imbuye el tono de toda la película; así se revela en el modo peripatético e hilarante, en definitiva artificioso, con el que se despachan los episodios escabrosos (el asesinato) o la falsa ghost story que cincela el tejido de la trama. Tras esta presencia argumental –y subtextos no exentos de una pertinente mala baba, como el dardo envenenado que se dirige a los reality shows televisivos, heredero de iras anteriores como las de Kika y Hable con ella- se esconde la materia que Almodóvar suministra en todas y cada una de sus obras: el derroche de emoción desenfrenada por sentimientos, la música de esos sentimientos arrojados al límite. Quizá por ello el clásico tango de Gardel le presta el título y se convierte en el auténtico leit-motiv de la película, y la secuencia en la que Penélope Cruz/Estrella Morente interpretan (actuación/voz) una versión jonda de la canción ante la mirada y las lágrimas de Carmen Maura se erige en el momento clave del filme.
Mujeres
Como era de esperar, Almodóvar recluta para la ocasión un impresionante elenco actoral al que dirige con la pericia a que nos tiene acostumbrados. En dicho apartado, acaso chirrían únicamente ciertos dejes glamourosos de la Cruz, que en ocasiones colisionan con la espontaneidad y temperamento sincero que de su personaje perfila el libreto.
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