la marcha del millón de hombres
Get on the bus
Director: Spike Lee.
Guión: Reggie Rock Bythewood.
Intérpretes: Ossie Davis, Charlie S. Dutton, Richard Belzer, Gabriel Casseus, Albert Hall, Bernie Mac, Harry J. Lennix, Isaiah Washington.
Música: Terrence Blanchard.
Fotografía: John Corso, Eliot Davis.
EEUU. 1996. 98 minutos.
Sociología
Que Spike Lee es un realizador comprometido con su tiempo (prefiero “con su tiempo” a “con su raza”, que es de lo que antaño se le llegó hasta a acusar) da buena muestra la temática de su trayectoria cineatográfica, o el hecho de que sea profesor de cine en la Universidad de Columbia, o que se internara en el terreno del documental con una obra como When the levees broke, que pone el dedo en la llaga sobre las infamias políticas que precedieron y siguieron al desastre del Katrina, o que incluso cuando realiza una película de género tan aparentemente inocua como su más cotizado largo de ficción (The Inside Man) detectemos las pulsiones de la mezcolanza humana que caracteriza a Nueva York (y que, por cierto, el cine no suele retratar a menudo).
Limar asperezas
En 1996, el director de 25th hour quiso recordar mediante esta Get on the bus la famosa marcha del millón de hombres, hombres de color que en 1975 se reunieron en Washington a modo de tour de force reivindicativo pro-derechos civiles. Lee plantea su película a modo de curiosa road movie, utilizando el trayecto hacia Washington de uno de los tantos autobuses que para la ocasión se fletaron para escarbar en las relaciones que se establecen entre los diversos ocupantes del vehículo, tipos a los que el filme se cuida muy mucho de dotar de las más variopintas circunstancias personales, sociales, religiosas o incluso de tendencia sexual, pero que comparten literalmente ese autobús, ese destino reivindicativo. Con esa coda narrativa (y diversos personajes de fuerte caracterización, a menudo interpretados por actores semidesconocidos, o conocidos principalmente por sus roles secundarios en otras películas del realizador –caso del genial Ossie Davis, de Isaiah Washington o de Bernie Mac-), el discurso Get on the bus se alienta en la proclama de la necesidad de hacer fuerza común en la causa racial, pero ello no empece que esa declaración de principios no se alcance sin un parto doloroso, tanto en los contrastes que fundan buena parte de los continuos diálogos (contrastes en los que anida el conato de conflicto continuamente) como en el propio devenir de la trama –resuelto mediante la suerte de catarsis colectiva que provoca el personaje de Ossie Davis, que no deja de ser una versión no tan lejana del Major que el mismo actor incorporara en Do the Right Thing.
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