Un Cuento de Navidad
‘R Xmas
Director: Abel Ferrara.
Guión: Abel Ferrara y Scott Pardo, basado en una historia de Cassandra de Jesus.
Intérpretes: Drea DiMatteo , Lilo Brancatto jr., Lisa Valens, Ice-T, Gloria Irizarri, Victor Argo.
Música: Schooly-D.
Fotografía: Ken Kelsch.
EEUU. 2001. 94 minutos.
Humanidad
Supongo que tiene bastante sentido que un realizador cuyos mejores trabajos son obras tan insurgentes como Bad Liutenant y The Funeral se acerque a una historia navideña con el más soterrado de los cinismos. Y digo el más soterrado de los cinismos porque la doble vida que de los protagonistas de la cinta se retrata (el matrimonio de traficantes portorriqueños que viven en el upper neoyorquino y que alternan las habituales compras y celebraciones navideñas con la preparación de papelinas para el tráfico de cocaína y la gestión de ese negocio) tiene toda su carga de denuncia cobijada bajo una apariencia inofensiva, de costumbre, de mecánica,… de humanidad (sobretodo en las circunstancias dramáticas que conciernen a la mujer que encarna Drea DiMatteo -quien por cierto rubrica una excelente interpretación-). Ello puede verse como una obvia declaración de intenciones sobre la hipocresía de que participan esos buenos sentimientos navideños en la sociedad de consumo –hay no pocas situaciones aceradas al respecto: la irrealidad de la obra que interpreta la hija de la pareja protagonista y que sirve de apertura del filme, la porfía entre dos señoras en los grandes almacenes por hacerse con la última muñeca que se ha convertido en el regalo-estrella en la ciudad, la compra de la misma en el mercado negro por una pornográfica cantidad de dinero, los sobres rojos que el esposo (Lillo Brancatto, jr) va entregando a todos sus empleados ...-; pero más allá de esa visión generalizante, Ferrara promueve también una visión más particular de la coyuntura a la que se refiere, que se concreta en esos planos del Bronx, donde se ve a los traficantes jugar a baloncesto mientras mueven las papelinas, y sobretodo en el meollo de la trama, el secuestro del marido por parte de esos policías corruptos que asumen una especie de condición de ángeles justicieros (así se describe al personaje de Ice-T), obligando a la mujer a mover piezas a la desesperada para conseguir una cantidad abstracta de dinero, “mucho dinero”.
The King of New York: 2001
Han pasado once años desde la filmación de The King of New York. Las reglas para el drug-dealing han cambiado en la ciudad que ahora describe Ferrara: hogaño, las pistolas sólo son para la defensa, al gangsta rap lo sustituyen villancicos, y a la anarquía moral y sexual, un retrato de familia feliz (y no se olviden de los policías: ahora están voluntariamente desarraigados). Quizá en sintonía con ese cambio –estableciendo tantos puentes entre ambos títulos de su filmografía, y también entre ambos momentos creativos de su autor- Ferrara rehuye toda violencia en el tratamiento visual, y opta por una frialdad expositiva que se concentra sobretodo en esos estilizados planos de los viajes en el BMW que la pareja, primero, y la esposa, después, realizan de una a otra puntas de la ciudad. Está en ese sentido bien descrita la figuración de esos viajes como distancia objetiva (económica) y subjetiva (moral: de los personajes respecto de su propia condición de delincuentes), y al mismo tiempos se está incidiendo en, por un lado, cierta sensación de ingravidez e irrealidad (al fin y al cabo, esto es un cuento de Navidad), y, por otro, en lo mediato de esa delincuencia (los gángsters, al mudar de piel y de hábitos, han abandonado las calles –y, por supuesto, no se les ocurre viajar en metro-).
Giuliani
Para terminar, la parábola política que subyace del contexto histórico de la narración -el periodo de alcaldía de siete años del Major de Nueva York que precedió a Giulliani- quizá explique la vocación localista de la historia –y su título ‘R Xmas, cuya erre contraída proviene de our, esto es se refiere a “nuestra Navidad”-. Quizá también de vueltas con el cinismo, esa puesta en situación de lugar y tiempo puede leerse de forma tan abierta como el propio continuará que cierra la película, que puede referirse a una eventual ulterior película-parábola sobre la alcaldía de Giuliani o bien como el cambio (o no) de circunstancias referidos a ese flujo narco-mercantil, o –y ésta es la opción que se sigue más literalmente del texto de la película- que no podemos saber si ese cambio de intenciones que pregonan los protagonistas en su momento de vulnerabilidad y reflexión se traducirá o no en sus actos, o más bien se perderá en el marasmo de intenciones que trascienden de las buenas (intenciones) que se predican tan alegremente por Navidad; o, dicho de otro modo, las intenciones a las que se obedece en la realidad.
0 comentarios