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VOICE OVER

election 2

election 2

 

Hak se wui yi wo wai kwai.

Director: Johnnie To.

Guión: Yau Nai Hoy y Yip Tin Shing

Intérpretes: Louis Koo, Simon Yam, Nick Cheung, Ka Tung Lam, Suet Lam, Andy On, Mark Chen.

Música: Robert Ellis-Geiger.

Fotografía: Siu-keung Cheng

Hong-Kong. 2006. 89 minutos.


 

 

 

Secuela de lujo

 

La secuela del que probablemente sea el título más laureado de Johnnie To es una cinta que retoma la narración de Election donde debe, esto es dos años después de la elección de Lok (Simon Yam) y en vísperas de una nueva elección. No caeré en la complacencia de comparar la operación cinematográfica de To con la emprendida por Coppola en The Godfather, Part II, pero sí que hay que anotar, en primer lugar, que el filme conserva tramas planteadas en su predecesora, que no pierde la identidad de muchos de sus personajes principales, que sigue esquemas narrativos plenamente identificables, y, ello no obstante, sabe marcar severas distancias temáticas con la historia que le precede a pesar de volver a concentrar sus esfuerzos en los mecanismos democráticos que atañen a una organización criminal, una de las tríadas hongkonesas. En ese sentido –que pasaré a desgranar en el último párrafo-, es envidiable la habilidad del cineasta (y aportación inestimable de los guionistas) para volver a articular la proverbial economía narrativa que ya estaba presente en Election, alambicando a la perfección una historia que, aunque más unívoca que la que se desplegaba en esa magna presentación que era su predecesora, es capaz de cohesionar en su seno nuevos espacios narrativos y derroteros bien diferenciados para sus personajes secundarios.

 

Trascender lo cartesiano

 

El gusto por la estilización del realizador de Full Time Killer vuelve a quedar patente en la cuidada planificación de las escenas, en la utilización atmosférica de la música (recuperando el feliz leit-motiv acústico del primer título) y en el lustre lumínico (las pátinas monocromáticas que caracterizan los interiores, por ejemplo, son una marcada impronta de estilo). Pero To no es un realizador manierista, ni aboga por el adorno formal: esa estilización siempre está al servicio de la concisión expositiva, la cámara obedece al plano-contraplano en los diálogos, escuetos y reveladores, la violencia es explosiva, incluso lo pequeños aderezos humorísticos son lacónicos. Aunque probablemente lo más fascinante del territorio To es la capacidad de sugerencia que emerge, inopinadamente, de lo aparentemente cartesiano. Al respecto podemos citar: uno, en el plano argumental, el tratamiento del personaje de Jet (cómo descubre que su lealtad está sirviendo a la nada: de su conversación con Lok en su pequeño apartamento al incidente que le lleva a afianzar su muda complicidad con Jimmy –dos personajes que no se tienen simpatía, y aún así están condenados a entenderse-); dos, en plano de la estructura argumental, la subtrama del hijo menor de Lok, dispensada con tres cortas secuencias que sirven para integrarla, con suma maestría, en el curso trágico de los acontecimientos –ojo a la secuencia climática, sin mácula formal y poseedora de una arrebatadora carga lírica-; y, tres, en el plano tonal, aquella discusión entre Lok y Kun (Ka Tung Lam) –otro de los aspirantes a capo- a la orilla de un río: recogiendo la herencia escénica del desenlace de la primera película, To alude al antagonismo entre ambos personajes, que dota a la secuencia de elementos inquietantes, ello enfatizado en el instante en el que Kun se levanta y se escuchan unas voces, que pertenecen a una familia que, como ellos, va a pescar; la secuencia, quebrada, anticlimática, se resuelve en plano general, donde los dos enemigos se dan la mano sellando su alianza contra el tercero en discordia, tal como si ambos estuvieran de acuerdo que, una vez solucionado ese problema, ya tendrán tiempo de volver a enfrentarse).     

 

Levantamiento del velo

 

En una entrevista al realizador que puede verse en los extras del devedé publicado en España To explica que esta segunda parte no cierra la historia, sino que simplemente “muestra el camino por el que debe seguir”. Alude a la intervención decisiva de un alto funcionario del gobierno chino, que se convierte en el catalizador de los actos del protagonista del filme, Jimmy Lee (Louis Koo Tin-Lok), y por extensión del desarrollo de los acontecimientos narrados. Si uno de los temas fundamentales de Election era la tensión entre la hierática tradición y la visión pragmática y mercantilista de los tiempos modernos (personificados en Big D), la cuestión se reproduce en la presente película para alcanzar una tesis: en la rituaria Election quedó claro el peso de esa tradición simbolizada en el pequeño cetro que ostenta el capo (cuya posesión perfecciona, por así decirlo, el resultado democrático) y en la figura de uno de los antiguos próceres de la organización, el tío Teng (Wong Tin-Lam), fiel guardián de los inmovilistas mecanismos consuetudinarios que rigen la organización: en el desenlace de esta segunda parte, Teng es asesinado, y en una de las secuencias culminantes de la película Jimmy guarda el cetro en la mano del cadáver en su féretro: amén de brillante, la definición no puede ser más gráfica. Precisamente el tan accidentado cetro, al serle entregado a Jimmy Lee por el burócrata chino, ocasiona el levantamiento del velo (pues ha sido localizado en una aldea perdida en territorio cantonés y recuperado en extrañas circunstancias: tan lejos llegan los contactos de la policía china, tan absoluto es su control de los movimientos de la tríada) y le revela a Jimmy la imposibilidad de modificar el estado de las cosas: aunque sea de un modo involuntario –pues Jimmy sólo es un próspero hombre de negocios, y en interés de esos negocios es manipulado por el funcionario chino-, el nuevo capo sacrifica la tradición y los mecanismos democráticos: su poder es llamado a consolidarse en su piel y en la de sus vástagos, sólo en esas condiciones el gobierno de China le dejará desarrollar sus negocios, aunque éstos sean sucios. El gigante, que estaba dormido, despierta: China somete a Hong-Kong, sus tentáculos alcanzan a controlar el hampa, y hasta a “civilizarla”. Ese es “el camino” al que To se refería. Esa es la mirada que en definitiva sustenta la narración de Election 2, donde la vis sociológica se expande a los considerando políticos y macroeconómicos.

 

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