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corrupción en Miami

corrupción en Miami

 

Miami Vice.

Director: Michael Mann.

Guión: Michael Mann, basado en caracteres creados por Anthony Yerkovich.

Intérpretes: Colin Farrell, Jamie Foxx, Gong Li, Luis Tosar, Naomie Harris, Justin Theroux.

Música: John Murphy.

Fotografía: Dion Beebe.

EEUU. 2006. 108 minutos.

 

 


 

 

         Por la puerta grande

 

Michael Mann regresa a uno de los fueros que casi tres décadas ha le procuraran un lugar en la industria cinematográfica, la célebre serie homónima creada por Anthony Yerkovitz algunos de cuyos episodios el propio Mann escribió y dirigió. Sin embargo, regresa para la gran pantalla, y por la puerta grande: Mann viene concatenando diversos títulos (a caballo entre el drama y el thriller –no alternados: la mayoría de ellos abrazan ambas facetas narrativas-) que le consolidan como uno de los creadores norteamericanos más estimulantes de los últimos años, una auténtico auteur: por mucho que algunos puedan rasgarse las vestiduras, Mann imprime a las imágenes un toque muy personal, caracterizado por una cierta frialdad expositiva, ello relacionado con el uso depurado de la cámara digital –que le permite no pocas piruetas y alardes visuales que tienen mucho que ver con el hábil manejo de Mann de las lentes y su facilidad para con la profundidad de campo.

 

 

Drogas y amor fou

 

Así es esta Miami Vice un thriller en toda regla que quiebra, si se me permite el retruécano, con el grueso de reglas no escritas pero tan bien estipuladas por los cada vez más insolentes cánones industriales. Tenemos secuencias violentas –magníficamente tratadas, a la altura de las secuencias climáticas de Heat-, pero se concentran al inicio y final de la historia, dejando un largo interludio (que por tanto deja de serlo, y se convierte en materia narrativa sustantiva) que se refiere a los mecanismos del tráfico de la droga (Sonny y Rico se infiltran en una red de narcos colombianos) y que, en el plano de los personajes, abunda en una historia de amor fou e imposible entre el primero (bien matizado Colin Farell) y una de sus antagonistas (inmensa Gong Li), pasaje dramático de peso –otra vez incardinable a lo que también se incidía en Heat, The Insider y, en menor medida, en Collateral: la introducción de esa vertiente intimista en una trama a priori ajena a tales considerandos- que se trata de forma sugestiva y se despacha mediante un hábil desenlace (cuya intensa resolución visual, por lo demás, evita la sensación de hallarnos ante una solución manida).

 

 

Cine de noche

 

Mann logra en definitiva con esta Miami Vice llevar aún más allá los postulados que imprimieron Heat y Collateral: cine de acción rodada con elegancia y mucha personalidad, con diálogos y atención a los conflictos dramáticos humanos que subyacen tras lo sórdido o trepidante; cine de noche –paisajes fantasmagóricos de la costa sureste-;… un raro equilibrio entre la satisfacción de las demandas asumidas en pos del mainstream y la resistencia a abandonar un estilo visual, una estética cada vez más definida y reconocible en las formas y el contenido.

 

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