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el viento que agita la cebada

el viento que agita la cebada

 

The Wind that Shakes the Barley.

Director: Ken Loach.

Guión: Paul Laverty.

Intérpretes: Cillian Murphy, Pedraic Delaney, Liam Cunningham, Gerard Kearney, William Ruane.

Música: George Fenton.

Fotografía: Barry Ackroyd.

GB. 2005. 110 minutos

 

 

         Palma de Oro     

 

No sin las habituales polémicas, The wind that shakes the barley se llevó la Palma de Oro en la edición 2005 del Festival de Cannes, acaso el más prestigioso del panorama festivalero actual. Se llevaban el gato al agua el incombustible Ken Loach y también quien viene afianzándose hace años como su fiel guionista, el otrora abogado Paul Laverty.

 

        

         Sobre Michael Collins

 

Quien esto suscribe no es un arrebatado seguidor del autor de Tierra y Libertad, autor cuyo marchamo de “comprometido” puede a veces confundirse con la calidad de sus filmes (sin ir más lejos, su película previa, Sólo un beso, era una infumable -por arquetípica y falaz- radiografía de las relaciones interculturales en el mundo globalizado, y en cambio la previa Sweet Sixteen era una película de una lírica e intensidad sin mácula, por mucho que cupiera discutir el mayor o menor realismo de su exposición). En el caso que nos ocupa, Loach vuelve a adentrarse en la narración de corte histórico, y concretamente en la mella humana de los embates acaecidos a principios del siglo pasado en la Irlanda que reivindicaba sus derechos nacionales. Grosso modo, Laverty y Loach proponen un reverso de la narración de aquel (por otro lado, magnífico) biopic de Michael Collins que filmó Neil Jordan en los noventa. Guionista y director concentran sus esfuerzos y su técnica cinematográfica en la plasmación de un discurso mucho más atento a las penurias inherentes a los irlandeses de cepa rural, y el modo en el que el pacto –para muchos, triunfal- de Collins dejó al margen los problemas económicos de esa importante facción humana, individuos que abrazaron los dogmas del emergente socialismo y se convirtieron en resistencia activa al nuevo statu quo pactado con el imperio británico.

 

 

  Rasgos del mejor Loach

 

Hay que aceptar que Loach prima el discurso sobre cualquier otro condicionante, y que por tanto no es extraña la utilización de los diálogos, y la adopción de ese punto de vista pueril en muchos pasajes narrativos. En The wind that shakes the barley ese dogmatismo se acusa (y grava la calidad de la película con ciertos dramatismos acaso innecesarios) sobretodo durante la primera mitad del metraje. La habilidad descriptiva de Loach, sin embargo, se impone con fuerza desde el momento en que se crean los bandos antagónicos que darán lugar al fratricidio, quintaesencia simbólica del conflicto que no por esperada resulta menos intenso. En muchos compases del filme, una vez se establecen claramente las marcas identitarias de la historia propuesta, Loach da muestras de su innegable talento en el manejo de la cámara, en la dirección de actores, en la creación de intensidades y de atmósferas absorventes (hacia su discurso). Ahí es nada el bellísimo plano final del filme, la casa destartalada, progresivamente aniquilada, huérfana, y, principalmente, inocente, víctima de los tiempos y las imposiciones ideologicas.

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